Por José Carlos Llerena Robles

Ha transcurrido un mes desde la partida física del camarada Carlos Romainville, militante referente del Movimiento Comunitario Alfa y Omega del Capítulo Perú Alba Movimientos, y distintas manifestaciones de respeto y reconocimiento de los pueblos del mundo se han materializado para rendirle homenaje al conocido “Ejército de Uno”. Un aspecto destactado en dichos actos y que caracteriza a nuestro camarada del gran abrazo es el internacionalismo. Esto no solo se aprecia en el contenido discursivo de distintos saludos y reflexiones encontradas sino que también se aprecia en las distintas nacionalidades militantes que se han hecho presentes al momento de rendirle homenaje a tremendo luchador y soñador de la Patria Grande.

Por eso no es gratuito ni casual que pensando en Carlos haya recordado un debate y reflexión colectiva sobre el internacionalismo en la que participé a fines del año pasado. Lamentablmente no pude compartir con él la síntesis de la discusión. Me hubiera encantado. Básicamente porque al momento leer mis apuntes mi mente y memoria no paran de registrar distintos momentos de lucha con Carlos Romainville. Se trata de cuatro elementos que giran alrededor del internacionalismo: estrategia, principio, valor y práctica. En lo que sigue explicaré cómo entiendo se entrelazan dichos elementos en torno al internacionalismo y por qué Carlos está presente en cada uno de ellos por separado, y también, evidentemente, al integrarlos.

Nos encontrábamos discutiendo, superando las barreras de idiomas como el castellano, inglés, portugués, francés y árabe, militantes de movimientos populares de los 5 continentes acerca de la pregunta planteada ¿El internacionalismo es una estrategia? ¿Principio? ¿Valor? O ¿Práctica?

Como punto de partida caímos en cuenta que los 4 elementos planteados (estrategia, principio, valor y práctica) se relacionaban inexorablemente al momento de abordar y tratar de definir cada uno de manera independiente. Inclusive, por momentos se llegaban a confundir unos con otros. ¿Estamos hablando de principio o valor?, nos preguntábamos entre miradas internacionalistas que recién se contemplaban unas a otras pero cuyas luchas ya conversaban y solidarizaban desde hace más de 500 años.

Entonces, luego nos propusimos no quedarnos en definiciones y elucubraciones teóricas -algo que Carlos detestaba- y superemos esta etapa intentando ordenar los 4 elementos que ya nos dábamos cuenta eran constitutivos del internacionalismo. El debate se trasladó a tratar de ordenarlos, inconscientemente -diría- jerarquizarlos. Tratamos de aplicar el dilema del “huevo o la gallina”. Invertimos nuestros esfuerzos en relacionarlos antes de priorizar uno sobre otro, a partir de nuestros distintos y diversos acumulados. Al fin y al cabo el internacionalismo, desde el lado de los pueblos, no es una receta ortodoxa sino supone una creación heroica.

Luego de mucho intercambio de ideas y aprendizajes de distintas luchas en todo el mundo, se llegó a plantear el siguiente relacionamiento entre los 4 elementos constitutivos -no únicos- del internacionalismo: Primero partimos de la estrategia porque si deseamos hacer una transformación profunda y radical debemos pensar, sentir y actuar en clave de lucha de clases. En clave de guerra. Y las guerras se batallan con estrategia. El enemigo lo sabe y lo aplica. Los pueblos, entonces, también. Es así que los pueblos del mundo debemos identificar con claridad al enemigo común (el imperialismo, el capital transnacional). Por esto, la estrategia es una condición previa. Definida la estrategia encontramos a los principios como base para operativizar la primera. Entonces, los principios mediante la práctica contribuirán a generar los valores internacionalistas necesarios de manera colectiva e individual que se reflejen en las prácticas cotidianas de la militancia. Es fundamental entender que este no es un orden lineal preclusivo entre los elementos evaluados sino que está en constante movimiento. Como los pueblos. Como la historia. Como Carlitos.

Al abordar la estrategia, y de eso pueden dar fe cientos de compañeras y compañeros en Perú sobretodo del Capítulo Perú Alba Movimientos, el compañero Romainville siempre insistió en que antes de ejecutar una acción de solidaridad y unidad nuestroamericana nos sentemos a planificar las actividades y el sentido de las mismas en un mediano y largo plazo. Carlos tenía identificado claro al enemigo: el imperialismo norteamericano y el capital transnacional, y evidentemente, el orden mundial sobre el cual ambos prevalecen sobre la vida y derechos de los pueblos. Carlitos era consciente que para construir la segunda y definitiva independencia de la Patria Grande era esencial que todos los pueblos del Abya Yala encaremos al mismo enemigo para expulsarlo de nuestros territorios. Prueba de ello es el rol estratégico que Carlos nunca perdió de vista, a pesar del sectarismo que se respira y pulula en el ambiente de izquierda en el Perú, en la realización de la Cumbre de los Pueblos en el marco de la Cumbre de las Américas realizada el año 2018 en Lima. Lamentablemente hubo 3 cumbres de los pueblos paralelas pero Carlos siempre puso por delante el objetivo estratégico en la disputa contra el imperialismo yankee y trató que compañeros y compañeras de Nuestra América puedan tener acceso a todos los espacios.

En lo concerniente al internacionalismo como principio, valor y práctica, Carlos Romainville Vásquez es la perfecta síntesis para entender la conjugación de dichos componentes. Con el enemigo y la lucha planteados en clave estratégica, de guerra, Carlos demostraba en el día a día, en la radio, en las plazas, en el trabajo productivo comunitario, en fin, en su infatigable militancia que el internacionalismo se siente y se expresa en acciones. Carlitos con un evidente espíritu guevarista no dejaba de solidarizarse con los distintas luchas de los oprimidos y oprimidas. De esto damos cuenta quienes lo veíamos -y tratábamos de compartir- desde tempranas horas de la mañana organizar la defensa de la soberanía Bolivariana en el Perú, por la tarde agitando en las plazas por una Palestina libre y por las noches en la radio informando pedagógicamente los desafíos del pueblo Saharahui y denunciando las conocidas tácticas macartistas en el Perú contra Cuba solidaria. Cuando uno se da tiempo, o le saca tiempo al tiempo, para ir de un lado de la ciudad limeña, gris y húmeda como ella sola, a manifestar solidaridad con la lucha popular se da cuenta que es cuestión de principios. Principios del internacionalismo. Todo esto además de las acciones políticas en el plano nacional, dado que Carlos nos demostraba que el internacionalismo adquiere tiene sentido si lo vinculamos a nuestras propias luchas en el Perú. De esos principios como tierra fértil del internacionalismo, Carlos cultivaba valores diversos como la responsabilidad y la solidaridad que no los apreciabamos en su discurso sino en la práctica, en su práctica internacionalista. Ningún compañero o compañera de la Patria Grande puede negar que si levantaban la voz de ayuda en nuestro país, Carlos inmediatamente se prestaba para el apoyo. Pa’ lo que salga, como dirían en Venezuela. Tampoco podrán negar el estándar de responsabilidad que Carlitos le metía al trabajo militante internacionalista. Podremos ser un grupo “marginal” en lo material pero no en lo actitudinal. Podremos no contar con grandes locales, infraestructura o recursos económicos, pero sí con un sentido claro de la excelencia revolucionaria, compromiso ético y empeño y cariño depositado en cada tarea asumida en la militancia internacionalista.

Como dice un camarada querido, por ahí se va Carlitos caminando. Ahí va un internacionalista incombustible como Carlos Romainville, ejemplo vivo de estrategia, principios, valores y práctica.

 

*Integrante de la organización peruana La Junta