Desde el mes de junio, el pueblo de Guatemala atraviesa una grave crisis de desconocimiento de la voluntad popular por parte del pacto de corruptos que lleva gobernando el país históricamente, y que busca quedarse con el poder a través de maniobras típicas de los golpes de Estado, a pesar de haber sido derrotado en las urnas en primera y segunda vuelta electoral. 

Para sorpresa de este pacto de corruptos, que había diseñado un proceso electoral de tal manera que resultara electo alguno de los candidatos afines, la ciudadanía expresó su rechazo votando otras alternativas, y dando finalmente la victoria en segunda vuelta al candidato de centro Bernardo Arévalo, del partido Semilla.

A partir de su victoria, el pacto de corruptos impulsó una serie de acciones para desconocer su triunfo y para impedir su posesión como presidente del país. A esto, el pueblo guatemalteco principalmente liderado por las organizaciones de pueblos originarios, salió masivamente a las calles, y el país estuvo totalmente paralizado por un levantamiento que exigía el respeto de los resultados electorales.

El pasado miércoles 13 de diciembre hubo un intento más de desconocimiento de los mismos, con el intento de cambiar a los magistrados del Tribunal Supremo Electoral para que unos nuevos magistrados pudieran dar lugar a declarar inválidas las elecciones. Sin embargo no pudo prosperar ya que la Corte de Constitucionalidad anunció el jueves 14 de diciembre que nada puede impedir la toma de posesión de todas las autoridades y ordenó la garantía de la jura de Arévalo como el nuevo presidente de las y los guatemaltecos. 

El Ministerio Público ha montado por lo menos tres acusaciones en contra de Bernardo Arévalo por acusaciones sin fundamento solo para impedir que pueda tomar posesión. Con la resolución del pasado jueves de la Corte de Constitucionalidad, se garantiza la toma de posesión de Bernardo Arévalo pero continúan las condiciones para hacerle sumamente difícil la gobernabilidad porque por un lado continúa el proceso de investigación contra él y su partido, y por otro lado el Congreso saliente, dominado por los sectores del pacto de corruptos, aprobó un presupuesto nacional que garantiza fondos para la corrupción.

Desde ALBA Movimientos acompañamos las exigencias del pueblo guatemalteco de respetar su voluntad popular expresada en las urnas y el fin de los intentos del pacto de corruptos de evitar el gobierno de Arévalo. Esa voluntad popular defendida por los pueblos originarios muestra el protagonismo que tienen y la centralidad de su voz en la interlocución con las movilizaciones en el país. Lo que se juega en Guatemala es mucho más que la defensa de un “Estado de derecho” o una “democracia” creada para defender los intereses de las oligarquías. Es realmente la defensa de una voluntad popular que decidió poner freno a la sucesión de gobiernos del pacto de corruptos.

 

Nuestra América junto al pueblo de Guatemala