Desde las organizaciones sociales y los movimientos populares de Nuestra América, repudiamos enérgicamente la brutal represión desatada por el gobierno de Javier Milei y su ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, contra jubilados, hinchas de fútbol y organizaciones sociales que se movilizaron pacíficamente para rechazar el ajuste neoliberal al que somete el gobierno de La Libertad Avanza al pueblo argentino. El uso desmedido de la fuerza, con gases lacrimógenos, balas de goma y carros hidrantes, dejó un saldo de 114 detenidos ilegalmente —entre ellos niños—, 20 heridos y al fotógrafo Pablo Grillo herido en la cabeza por un cartucho de gas lacrimógeno, quien se encuentra en estado grave. Esta violencia sistemática no sólo viola los derechos humanos básicos, sino que también evidencia un método represivo y autoritario que pone en riesgo la democracia y la soberanía del pueblo argentino.
El gobierno de Milei no es un caso aislado en la región. Su accionar represivo y su agenda neoliberal lo es igual a la de figuras como Dina Boluarte en Perú, Jair Bolsonaro en Brasil, Nayib Bukele en El Salvador y José Raúl Mulino en Panamá, quienes han impulsado políticas de hambre, despojo y represión contra sus pueblos -por poner algunos ejemplos-. Estos gobiernos de derecha, aliados a las oligarquías locales y al capital transnacional, han profundizado la desigualdad en América Latina y el Caribe, una de las regiones más desiguales a nivel global. Milei, al igual que ellos, ataca a los más vulnerables: jubilados, trabajadores, periodistas y movimientos sociales, mientras prioriza los intereses del Fondo Monetario Internacional (FMI) y las élites económicas. Lamentablemente, este es un ejemplo más de una historia conocida en países como Colombia, Chile y Perú, donde las fuerzas represivas del Estado han sido desplegadas contra sus pueblos con brutalidad, detenciones ilegales y un patrón sistemático de violencia que busca imponer un modelo económico profundamente neoliberal a costa de la dignidad popular.
Denunciamos que este gobierno, lejos de ser una novedad, representa la profundización de un proyecto neocolonial que busca saquear los recursos naturales y someter a los pueblos a políticas de ajuste y precarización. La represión del 12 de marzo no es más que la expresión de la desesperación de un régimen que, ante su falta de legitimidad, recurre a la violencia para imponer su agenda. Este método represivo, ya conocido en nuestra región, no hace más que confirmar que el proyecto de Milei está destinado al fracaso, pues se sostiene sobre el miedo y la opresión, y no sobre la voluntad popular. La intención de disparar a matar, justificada por las ideas y orientaciones políticas de quienes se manifiestan, marca un patrón que de casual no tiene nada: no hay forma de aplicar un modelo neoliberal sin reprimir y adoctrinar a un pueblo que lucha por su dignidad.
Hacemos un llamado urgente a la solidaridad internacional para defender la Argentina que ha sido faro de lucha por los derechos humanos, la memoria, la verdad y la justicia. La Argentina que conquistó leyes pioneras como el matrimonio igualitario y la Ley de Identidad de Género, y que en 2005, junto al comandante Hugo Chávez y los jefes de Estado de la Patria Grande, derrotó al ALCA y frenó el avance del imperialismo. Hoy, más que nunca, necesitamos unirnos para resistir frente a este gobierno autoritario y neoliberal que intenta destruir las conquistas populares.
¡Basta de represión! ¡Basta de ajuste! ¡Por la defensa de la democracia y los derechos de los pueblos, hoy y siempre, la lucha sigue!