Definición
Buen vivir es una definición en construcción de un proyecto de sociedad alternativa que garantice la reproducción de la vida como realización armoniosa y plena, no solo de las generaciones presentes y futuras sino también de la Madre Tierra; proyecto que se opone a la reproducción del capital en sus múltiples modos de acumulación, y del neoliberalismo como punta de lanza del modelo civilizatorio de capital en esta etapa. Proponemos la construcción de nuevas relaciones autogestionarias y de control popular del Estado para disputar medios de planificación y reproducción de las condiciones materiales de vida. Pensando en un modo de vida alternativo al desarrollismo occidental moderno; se trata de pensar un nuevo modelo que no descanse sobre la explotación y la dominación de ningún pueblo, y que por el contrario esté centrado en la reproducción social ampliada de la vida en todas sus expresiones cuya construcción debe nutrirse de todos nuestros acumulados históricos comunitarios (cimarrones, indígenas, campesinos, originarios, feministas y rebeldes urbanos) que son en esencia una economía descolonizadora, despatriarcal, y comunal, que nos agrupe a quienes vivimos de nuestro trabajo. Entendiendo que las posibilidades de cambio se deben dar en un proceso de transición que en primer lugar reoriente los recursos existentes para dignificar a nuestros pueblos y los sectores más excluidos en primer lugar.
Líneas estratégicas
- ORGANIZACIÓN, PROMOCIÓN Y GESTIÓN DE EXPERIENCIAS DE ECONOMÍA POPULAR
Frente a los monopolios y oligopolios, que son el punto de partida de la precarización del trabajo y los intereses de la clase trabajadora, en una cuarta revolución industrial que despoja del trabajo y del territorio a millones, reconfigurando las mediaciones financieras, culturales, sociales y políticas proponemos la organización de nuevas formas asociativas, como las de la Economía Popular, que permitan defender los derechos del pueblo trabajador y generar mecanismos de gestión social de la economía que parta de las experiencias existentes y efectivas de producción, distribución y consumo. La organización de los excluidos del sistema económico para la masificación de sus formas económicas alternativas a gran escala. Es imprescindible visibilizar y articular las experiencias y sentidos de la pequeña producción que satisfacen las necesidades del pueblo, contra la hegemonía que impone el capitalismo y su lógica de mercado, y los mandatos de los Tratados de Libre Comercio -TLC- actuales.
- POR LA AGROECOLOGÍA Y LA RECUPERACIÓN DE LA PRODUCCIÓN COMUNITARIA
La agroecología permite una producción sin contaminación, al mismo tiempo que genera un consumo saludable y responsable. Esto pasa por empujar una agenda para la producción de abonos orgánicos y recuperar la cultura campesina originaria y otras prácticas factibles y coherentes. Con el fomento de mayores interrelaciones entre los actores que participan desde los sistemas de producción, las prácticas de ciclos, formas de manejo del agua, agro insumos hasta el consumo. Por eso es necesario el rescate nuestras culturas agroalimentarias y articular los sistemas comunitarios para potenciarlos a gran escala, de forma coordinada, planificada y articulada. Pero además del plano económico, los sistemas comunitarios prefiguran formas de relacionamiento social alternativo a la lógica individualista y consumista que promueve el sistema de dominación.
- DEFENSA DE LA DIVERSIDAD DE ECONOMÍAS PRODUCTIVAS Y SUSTENTABLES
Construir una economía basada en nuevas formas: cooperativas de producción, de distribución y consumo, empresas de producción social, empresas estatales interrelacionadas con la economía popular y solidaria como un modelo basado en la diversidad económica y productiva, reconociendo allí formas no visibilizadas por las formas de mercado, como el trabajo del cuidado, frente a una economía de mercado trasnacional, no basada en la reproducción de capital, no producir para el lucro y el consumo, sino para la satisfacción de necesidades colectivas. Necesitamos abrir un debate sobre los modos de gestión y los regímenes de propiedad que potencien la participación colectiva, intercambiando experiencias y referencias tanto de gobiernos populares -como Venezuela y Bolivia- así como de nuestros procesos populares. Necesitamos de la integración complementaria de las economías de nuestra región. Garantía estatal de pleno empleo mediante proyectos productivos comunitarios.
- FORTALECIMIENTO DE MODOS DE PRODUCCIÓN COMUNITARIOS
Lucha y reivindicación por políticas públicas y marcos legales que legitimen territorios soberanos, prácticas comunitarias que dinamicen fuerzas productivas y creativas del pueblo y otros procesos básicos que forman parte de la reproducción de la vida, como la salud, la educación, la recreación, la protección, entre muchos otros que tienen en la reciprocidad un elemento central. No se trata del desarrollo de las fuerzas productivas en general, sino de las fuerzas productivas de la comunidad. Nuestra perspectiva es una economía que supere la sociedad del valor de cambio, que vaya hacia la producción del valor de uso.
- SOBERANÍA ALIMENTARIA
La lucha por la soberanía alimentaria comprende la lucha por la tierra y por una Reforma Agraria Integral, por los accesos a insumos, recursos y tecnologías, por un uso racional de los recursos naturales, y el derecho de los pueblos a definir qué produce y qué se consume, que incorpore la comprensión de los territorios y las territorialidades que trasciende la concepción de fronteras político-administrativas en la construcción de alternativas viables para nuestros pueblos, basadas en la agroecología, producción orgánica y la soberanía alimentaria para el pueblo en general. Que contemplen el comercio justo, distribución, intercambio, estructuras de costo y definición de precios, repensando la distribución bajo lógicas más efectivas y justas. Esta línea debe articular con las economías para la vida que están en el campo y en la ciudad. Que problematice el consumismo como paradigma de desarrollo y bienestar para proponer un consumo responsable.
- ECONOMÍA PARA LA DESCOLONIZACIÓN Y LA DESPATRIARCALIZACIÓN
El buen vivir implica otra cultura de vida, otra cultura productiva, otra manera de vivir, y de medir el desarrollo. Nuestra lucha es por una economía que supere la división sexual del trabajo y la invisibilización y negación del valor del trabajo reproductivo y del cuidado, generalmente realizado por mujeres. Todo esto ha traído importantes debates sobre su remuneración y el rol del Estado en estos procesos de reconocimiento de doble, triple y cuádruple jornada laboral. Luchamos por el valor del trabajo como generador de vida y no como mercancía y la defensa de los derechos de las trabajadoras y trabajadores. Esto esencia desmerita la modernidad como pulsión.
- TRANSICIÓN ECONÓMICA FACTIBLE Y POSIBLE
Sentar las bases de un proceso de transición posible y viable hacia este nuevo sistema, integrando los fundamentos teóricos, económicos, y de los pueblos organizados, que piensen en la crisis múltiple que estamos viviendo, que pueda utilizar recursos generados por el actual modelo de producción para financiar y potenciar nuevas formas de producción y procesos de organización popular mientras se generan las condiciones culturales, políticas y económicas para un nuevo modelo económico justo e igualitario. No se puede transformar dinámicas y lógicas que hemos heredado luego de siglos de explotación sin contemplar el impacto negativo sobre el pueblo trabajador si se hacen de forma abrupta, sobre todo en economías dependientes y con altos niveles de desigualdad, pero sí se pueden reorientar los recursos – que históricamente han sido expropiados por las élites- para que sean puestos en beneficio del pueblo en cuanto a políticas públicas que permitan un bienestar para las mayorías populares. En ese plano, apoyamos los procesos de expropiación, nacionalización y recuperación de recursos estratégicos y empresas por parte de los estados y redistribución de la riqueza en favor de sus pueblos.