El próximo domingo, las y los electores van a elegir al presidente, vicepresidente, gobernadores, senadores y diputados, que pueden desplazar al Partido Colorado del poder, después de dos gobiernos sucesivos, y puede presentarse una oportunidad de configuración en el mapa continental en el que los EE.UU. podrían perder uno de sus principales aliados en la región.

En 2012, uno de los primeros y principales procesos de lawfare en nuestra región se dio en contra del entonces presidente de Paraguay, Fernando Lugo. Después del golpe en su contra, Paraguay se sumió en las consecuencias de la crisis que sólo trae la aplicación de la receta neoliberal: primero con Franco, Horacio Cartes —en cuyo gobierno hubo sistemáticas violaciones a los DD.HH. y hoy se encuentra acusado de corrupción— y después con Mario Abdo, miembro del Partido Colorado, igual que antecesor, y que el dictador Stroessner, quien ha sido un aliado regional de los Estados Unidos, y ha llevado al país a un índice de pobreza de 26,9% lo que representa cerca de dos millones de personas que se encuentran sin acceso al trabajo formal, con escolarización atrasada, con falta de acceso al sistema de salud y a la jubilación, entre otras carencias.

Una de las principales demandas de Paraguay —y que ha caracterizado su historia— es el conflicto por el acceso a la tierra y la urgencia de un proceso de reforma agraria que transforme la realidad del 37,5% de la población del que se encuentra en zonas rurales y buscan el reordenamiento territorial de las zonas productivas para desarrollar un modelo de producción sustentable que garantice la soberanía de los recursos naturales al mismo tiempo, que formalice el trabajo de los trabajadores de la tierra.

Los resultados de estas elecciones, dónde los principales contendientes son los candidatos del Partido Colorado, Santiago Peña, y de la Concertación que incluye un sector Frente Guasú, con Efraín Alegre, pueden presentarse también como una oportunidad de acercamiento al proyecto de integración continental impulsado por dos de sus principales vecinos: Brasil y Argentina, especialmente en materia energética con la discusión sobre el Anexo C del Tratado de Itaipú.

Desde ALBA Movimientos, acompañamos al pueblo paraguayo en su lucha permanente por un país digno, con tierra para quien la trabaja.