Desde ALBA Movimientos saludamos la victoria del compañero Pedro Castillo, de Perú Libre en las elecciones presidenciales de Perú el pasado 11 de abril. Desde toda Nuestra América vemos en esta candidatura, y en esos votos de esta primera vuelta, una esperanza, no solo de frenar el neoliberalismo de guerra que se expresa en el fujimorismo, sino una esperanza de avance hacia un nuevo proyecto histórico en este hermano país. Con estos resultados vemos también una esperanza para quebrar ese espinazo imperialista y vendepatria que hegemoniza a los países de la – venida a menos – Alianza del Pacífico y su modelo de hambre, ajuste y concentración pornográfica de la riqueza.
Las urnas peruanas han mostrado la voluntad creciente y decidida de un pueblo que no aguanta más de lo mismo, que esta cansado de la muerte, del hambre, del abandono y del racismo colonial. Estos resultados han demostrado que el establishment mediático está lleno de tecnócratas que no pudieron preveer esta oleada popular, que no solo expresa hartazgo sino también esperanza en uno de los suyos, en un maestro rural, rondero, campesino, honesto y con un proyecto de país tan contundente como claro: el fin del neoliberalismo, la soberanía en manos del pueblo, el fin de la corrupción y la riqueza para todo el pueblo. Salud, educación, trabajo y tierra. Algo tan simple pero tan lejano, siempre escamoteado para las mayorías peruanas, ahora parece estar más cerca de alcanzarse.
También destacamos la visión de hermandad de la Patria Grande y saludamos la valiente postura de defensa de los procesos revolucionarios en la región. En momentos donde los grandes medios de comunicación se erigen como el santo de todo «político correcto» con sus dogmas liberales y derechistas, las candidaturas de Perú Libre supieron defender la dignidad de Venezuela, Cuba y Nicaragua, dejando una lección para quien crea que los miedos artificiales pesan más que el hambre y la injusticia. También saludamos la proximidad de propuestas con el Proceso de Cambio en Bolivia donde las transformaciones en pos de las mayorías campesinas- indígenas; la conformación del Estado Plurinacional; y las leyes para empoderar a las compañeras y combatir todo tipo de violencia patriarcal son un patrimonio de todos los pueblos del mundo.
En un momento de crisis global, de emergencia sanitaria y de disputa en toda la región, no solo es una tarea histórica detener a la derecha en Perú, es decir el fujimorismo y sus diversas cepas, sino que también es un deber apoyar a las fuerzas populares con vocación de unidad continental. Por eso llamamos a todas las fuerzas populares, progresistas, humanistas, a todos los movimientos sociales, sindicales, del campo y la ciudad a construir unidad del campo popular; a debatir desde el mismo lado las diferencias, sin confundir los enemigos. Ya el pueblo ecuatoriano está padeciendo esta falta de lectura por fuera de los intereses de dirigentes y sectores.
Sabemos que la campaña por la segunda vuelta recién comienza y las dificultades reales aún no han comenzado. Porque la disputa se dará en la campaña, en las elecciones y luego de las elecciones, con el resultado que arroje, no se podrá escapar a la lucha. Lo que podemos elegir es si lo hacemos para defender transformaciones en pos del pueblo y de la Patria Grande o lo tendremos que hacer para defendernos de la muerte y la desidia generada por la coprófaga hija del dictador.
Vayamos por una victoria popular en Perú, llevemos a un maestro rural a la presidencia, apliquemos un programa revolucionario para darle dignidad al pueblo. Vayamos por un Proceso Constituyente popular, paritario y plurinacional que permita al pueblo romper con esa Constitución neoliberal y volver a tomar los destinos de su historia. Desde Nuestra América todo nuestro apoyo a los hermanos y hermanas del Perú en esta nueva batalla histórica que están por dar.
No más pobres en un país rico.
Unidad, lucha, batalla y victoria