*Artículo elaborado de forma colectiva por compañeros y compañeras del Grupo 1,
del Taller Intensivo «Las balas de Washington».

Introducción

El presente artículo pretende identificar las razones del imperialismo examinando tres casos distintos en el Sur Global: Corea, Cuba y el Sáhara Occidental. Para ello, expone brevemente cada caso y luego discute el rol de los organismos internacionales, con una mirada histórica sobre su desarrollo y una más específica sobre los casos examinados. Se enfatiza la sistematicidad de los desafíos a los que los pueblos se enfrentan, ya sea resistiendo a la injerencia imperialista, a los golpes de estado en sus distintas formas y a las guerras de agresión, tradicionales o híbridas, o en la construcción de una salida revolucionaria de emancipación nacional y popular. La discusión desarrollada tiene como base fundamental el libro de Vijay Prashad, ​Las Balas de Washington,​ otros materiales disponibles y el análisis de los casos aportados por los miembros del Grupo 1 del Taller.

Definimos como frentes y formas de acción del imperialismo las siguientes: ​económico- financiera (como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial); ​militar (la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN; otros acuerdos de asistencia mutua, como TIAR; y la diseminación de casi mil bases militares en todo el mundo); ​diplomática ​(sobretodo instituciones como la Organización de Estados Americanos, el “ministerio de las colonias yanqui”, como la calificó el diplomático cubano Raúl Roa García, pero también acuerdos y doctrinas, como la Doctrina Monroe y el Plan Marshall, además de sistemas en los que se promueven los intereses de las potencias, pero que son disputados por los gobiernos y movimientos progresistas y se desarrollan sobre esa disputa, como la Organización de las Naciones Unidas); e ​ideológico-comunicacional (con la énfasis en el rol de los medios de comunicación y, cada vez más, las redes sociales, en la producción de la narrativa que favorezca los planes del imperialismo). Además, en el plan militar, aunque sea doméstica, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos asume un papel internacional estratégico en el proyecto del imperialismo estadounidense desde su creación, uno que cambia para adaptarse a las nuevas eras con tácticas híbridas que, sin embargo, mantienen la misma perspectiva. Las razones del imperialismo, por fin, se evidencian en este proceso como la búsqueda por control de las fuentes de recursos estratégicos, de las esferas de influencia y de la propia narrativa de la historia con base en su cuadro ideológico, con la constante guerra híbrida en contra del socialismo y los diversos proyectos emancipatorios.

Tres naciones del sur global y su afrenta al imperialismo

Tras la descolonización o la independencia formal de la mayor parte del mundo, el imperio busca mantener accesibles los recursos de los que necesita para promover su poder y desarrollo capitalista. También la expansión de su hegemonía política-ideológica es esencial en este proceso. Como argumenta Vijay Prashad, el periodo posguerra (1945-) no fue tanto marcado por la Guerra Fría como por la guerra contra la descolonización (más Norte x Sur que Oeste x Este). El movimiento anticolonial no sólo ponía en jaque el control imperialista sobre recursos, mercados y áreas estratégicas, sino también confrontaba la construcción de un “nuevo orden internacional” con un proyecto de emancipación de los pueblos ​tercermundista ​que logró influenciar sobremanera el desarrollo del sistema del derecho internacional e instituciones como la ONU. Para entender cómo se dá la reacción imperialista, examinamos tres casos del sur global:

El caso del Sáhara Occidental

El Sáhara Occidental es “la última colonia de África”, referencia derivada de la larga estancia de esta nación del noroeste africano en la lista de ONU de “territorios no autónomos”. El proceso de descolonización, del que era encargada la potencia colonial, España, no se consumó. Los saharauis ya demandaban la independencia desde los años 1950 y pasaron de las demandas y protestas al levante y a la lucha armada al entender que el Reino de España no tenía la intención de deshacerse de su provincia, el territorio que ocupaba desde la “división de África” entre los imperios en los 1880.

La lucha de liberación nacional saharaui se organiza en el 1973 en el Frente Popular de Liberación de Saguía el Hamra y Río de Oro (Polisario). España, reconociendo el anhelo independentista, decide regalar el Sáhara Occidental a Marruecos y Mauritania en 1975, en cambio de una alianza geoestratégica. Marruecos lanzó su “Marcha Verde” por la colonización de asentamientos, echando a centenas de miles de saharauis con el terror de bombardeos químicos, y Polisario declaró la independencia de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) en el cuadro del nacionalismo árabe, con el apoyo de las vecinas Argelia y Libia, victoriosas en el mismo intento. Mauritania se retiró, pero Marruecos reforzó su mano. Ocupó las principales ciudades y zonas ricas en recursos, como el fosfato utilizado en la producción de fertilizantes y la pesca, y las separó del territorio liberado por los combatientes saharauis con un muro de más de 2.700 kilómetros. En 1991, Polisario y Marruecos firman un cese el fuego con la promesa de que los primeros realizarían su ​derecho a la autodeterminación ​con un referéndum del que se encargaría una misión de manutención de la paz de la ONU (Minurso). Pasadas tres décadas de ineficacia, Minurso no ha logrado cumplir su mandato.

La historia de los saharauis demuestra los límites de una ONU monopolizada por las potencias en la realización de sus principios (retóricos). Sumados al ​silencio absoluto y la desinformación patentes en los medios de comunicación corporativos, cementan la sepultura de un pueblo que sigue resistiendo y luchando por la descolonización en pleno siglo 21. La propia ONU y el dicho “Grupo de Amigos” de la cuestión entre las potencias en el Consejo de Seguridad, ​sobre todo Francia, más España​, hace años buscan relativizar un principio fundamental de la entidad como la autodeterminación, suponiendo una posibilidad de negociación de este derecho —o imposición por el más fuerte en este conflicto tan asimétrico. Francia mantiene una relación neocolonial con su excolonia. La ​Unión Europea sigue beneficiándose de acuerdos comerciales con Marruecos a pesar de los fallos de las cortes europeas, conquistados por la demanda judicial presentada por Polisario.

Mientras la ONU siga monopolizada por las potencias imperialistas, aquí Francia y Estados Unidos, a través del Consejo de Seguridad, y predomine el silencio instrumental sobre la persistente lucha de un pueblo por liberar la “última colonia de África”, el Sáhara Occidental sigue militarmente ocupado y colonizado por Marruecos, explotado por el que vende y el que compra sus recursos. La resistencia anticolonial y la lucha por la liberación nacional siguen en pleno siglo 21.

El caso de Corea

Estados Unidos al finalizar la guerra una de las principales fuerzas políticas en Asia

Las reiteradas intervenciones de Estados Unidos en los asuntos internos del continente han estado encaminadas a la derrota de las fuerzas revolucionarias lideradas por los partidos comunistas, objetivo que se ejemplifica en su ayuda al Guomindang antes y después de la derrota de 1949; en su participación en la guerra de Corea y la subordinación política y económica del régimen sudcoreano a Washington; en su papel en la creación de la SEATO. (Organización del Tratado del Sudeste Asiático) en contrapeso a su pretendido fracaso en la Conferencia de Ginebra de 1954 y los acuerdos militares y

económicos con Thailandia, Filipinas y Pakistán; los intentos de penetración económica y de ayuda financiera a los países neutrales –India, Cambodia, Birmania e Indonesia- rechazados en su mayoría por las consecuencias políticas que acarrearían y, por supuesto, la ocupación militar de Japón bajo el régimen del Supreme Command of Allied Powers SCAP, subordinado al comando del general Douglas Mac Arthur.

Así para 1945, los estadounidenses se habían constituido primero, en el flanco oriental de la Unión Soviética y, desde 1949, en los límites más lejanos de la China Popular, una serie de bases militares –Corea, Japón, Okinawa, Taiwán, Filipinas, VietNam del sur, Tailandia y Pakistán- con fines supuestamente defensivos del avance y expansión del comunismo y de expulsar gradual y definitivamente a las potencias europeas del continente asiático.

Japón, bajo la presión económica estadounidense y de las potencias aliadas, y ante la amenaza de suspender el suministro de materias primas y petróleo al país, tomó la decisión de ir a la guerra con los Estados Unidos para conseguir la supervivencia y mantener su control sobre las naciones que había forzado a constituir la llamada Esfera de Coprosperidad de la Gran Asia Oriental.

En 1945, en Japón se vive la derrota tras las dos bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki, muchas zonas de todas las principales ciudades industriales de Japón, con la excepción de Kioto, eran sitios calcinados, pilas de restos ennegrecidos, el hogar de millones de japoneses.

La capitulación y la firma de la rendición incondicional de Japón a bordo del acorazado estadounidense Missouri, el 2 de septiembre de 1945, terminó la II Guerra Mundial y comenzó un período en el que se enmarca la ​culminación del proceso descolonizador del continente asiático y una nueva etapa de la política imperialista estadounidense​ para el Asia Oriental dentro del concepto​ de la Guerra Fría​.

La Guerra de Corea, hito singular en el desarrollo económico de Japón, década 1950

Este hito singular coincide con la conversión de Japón en una gigantesca base de agresión al servicio de los Estados Unidos. Con la guerra de Corea, el gobierno estadounidense efectúa compras por valor de 4 000 millones de dólares a Japón e inicia la apertura de su comercio y tanto el gobierno como el capital privado acometen serios planes de desarrollo industrial elevándose la producción por encima del nivel de pre-guerra. Los japoneses fueron autorizados a revisar toda la legislación dictada durante el período de ocupación y de esta forma, los partidos de derecha que en realidad, nunca habían sido apartados del poder y las autoridades sociales que nunca habían perdido su influencia, así como los ​zaibatsu (camarilla financiera), recobran todo su poderío económico y político, enfoque este que se relaciona directamente con la gestación e inicio del tan divulgado “milagro económico”, toda vez que permite ver los basamentos políticos, económicos e ideológicos del mismo.

Tras la derrocada ocupación japonesa de la Península de Corea, un gobierno nacional provisional se establecía en Pyongyang. Su existencia fue corta. Con la ocupación del sur de la Península por el Gobierno Militar de Estados Unidos, en 1946, la República Popular se disuelve y la Península quedó dividida entre ​Norte​, donde ​nace la República Popular Democrática de Corea ​RPDC​, y el ​Sur​, donde se crea la ​República de Corea​. La división quedaría marcada por el paralelo 38.

El 25 de junio de 1950 el ejército norcoreano cruzó el paralelo 38 e invadió a Corea del sur. Desde febrero de 1946 se había creado en el norte de la península el Comité Popular Provisional, un nuevo

tipo de poder que se basaba en los comités populares organizados en todo el país a raíz de la liberación, y se aclama como Presidente a Kim Il Sung. Al frente del Estado coreano, Kim inició la promulgación y ejecución de las Leyes de Reforma Agraria, la Nacionalización de las Industrias, Transportes, Comunicaciones, Bancos, etc., encauzando a la nación hacia la vía socialista de desarrollo en contraposición al sur, donde los Estados Unidos habían creado y reforzado las fuerzas armadas e intensificaban los preparativos para una invasión contra el norte, oponiéndose a la creación de un Estado unificado e independiente. Desde un punto de vista general, la guerra de Corea fue un enfrentamiento derivado de la Guerra Fría, que se había iniciado desde el año 1945 con el lanzamiento de las bombas atómicas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. El conflicto se convirtió en una guerra internacional limitada que involucró a Estados Unidos y otras 19 naciones.

Al estallar la guerra, Estados Unidos respondió enviando suministros al sur para de esa manera fortalecer al régimen de Syngman Rhee, aumentando rápidamente su participación.

El 27 de junio de 1950, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, con la ausencia voluntaria de la Unión Soviética, aprobó una resolución presentada por Estados Unidos que imponía sanciones militares a la RPDC. Tres días después, el presidente estadounidense Harry S Truman ordenó que las divisiones estacionadas en Japón se trasladaran a Corea.

Las fuerzas estadounidenses, las surcoreanas y otros contingentes de tropas de dieciséis países más tres países con unidades médicas, fueron puestas bajo el mando militar unificado de la ONU, dirigido por el general estadounidense Douglas Mac Arthur. Las fuerzas de tierra de estas naciones, Estados Unidos y Corea del sur se agruparon en el Octavo Ejército estadounidense, en lo que fue ​la primera intervención conjunta de la Organización de las Naciones Unidas ONU, a solo cinco años de su conformación para ​“mantener la paz y seguridad internacionales, fomentar relaciones de amistad entre las naciones”.

La guerra de Corea es uno de los acontecimientos decisivos de la época contemporánea y posiblemente el acontecimiento que haya dado lugar a mayor publicidad durante la segunda mitad del siglo XX. ​La prensa occidental se encargó de mostrar al mundo su versión​, ​basada en la versión oficial estadounidense​, de un caso de agresión no provocada, que Corea del Norte no habría realizado si no hubieran contado con la anuencia soviética. Una gran campaña de propaganda logró que grandes sectores de la población mundial creyeran esta versión.

La guerra siguió un curso negativo para las tropas surcoreanas y estadounidenses que fueron expulsadas de los alrededores de la ciudad portuaria de Pusan. Por eso, el general MacArthur lanzó, en septiembre de 1950, una invasión anfibia sobre la costa occidental de Corea del Sur y, en un movimiento coordinado, las fuerzas de la ONU rompieron el perímetro de Pusan. Rápidamente los norcoreanos fueron conducidos y obligados a traspasar el paralelo 38 hacia las fronteras con la República Popular China. El cruce de las tropas de la ONU del paralelo 38 y la conquista de Pyongyang, capital de la República Popular Democrática de Corea, provocaron la entrada de las tropas chinas en la guerra, creando la línea de retirada al noreste de Corea a las tropas azules de las Naciones Unidas.

A partir de este momento, la guerra se redujo a una guerra de posiciones, mientras se entablaban largas negociaciones que condujeron, dos años después, el 27 de julio de 1953, a la firma del armisticio de Panmunjom, que mantenía, en lo esencial, el trazado de las fronteras norte-sur. A partir de entonces, el contenido fundamental de la lucha del pueblo coreano se inscribe en la lucha por la reunificación del

país y en contra de la persistente amenaza estadounidense a su soberanía, ejercida a través de sanciones, una constante ofensiva mediática y enormes ejercicios de guerra para provocar a la RPDC.

En Bandung, isla de Java, Indonesia, se llevó a cabo una conferencia que tuvo lugar entre el 18 y 24 de abril de 1955, en un contexto de Guerra Fría, con conflictos localizados: Corea, Vietnam, Cuba, etc.

Tras el proceso descolonizador que siguió la Segunda Guerra Mundial, se define el Tercer Mundo. La Conferencia de Bandung contó con la participación de 29 países africanos y asiáticos y significó la concreción de una postura de no alineamiento, cuyos principales partidarios fueron Nehru por la India, Nasser por Egipto, Tito por Yugoslavia y Sukarno por Indonesia. Sin embargo, el no alineamiento no es una actitud común a todos los países africanos y asiáticos y, mucho menos a los latinoamericanos, ya que la mayoría iban a estar dentro de la órbita estadounidense o soviética. No obstante, la expresión de Tercer Mundo se aplicó a todos ellos, cuyo denominador común es el subdesarrollo.

Sanciones económicas de la ONU a la República Popular Democrática de Corea

La República Popular Democrática de Corea dejó de ser parte del Tratado de No Proliferación Nuclear, en año de 2003. Las primeras sanciones de la ONU fueron aprobadas en 2006 y 2009, luego de las dos primeras pruebas nucleares. Dos series de sanciones siguieron en 2013, luego otras dos predominantemente económicas en 2016 y finalmente una a inicios de agosto de 2017 con el objetivo de privar a la República Popular Democrática de Corea de mil millones de dólares de ingresos provenientes de sus exportaciones de hierro, mineral de hierro, plomo, carbón y pesca.

Donald Trump y Kim Jong Un se reunieron tres veces desde 2018. Sin embargo, las negociaciones sobre la desnuclearización y por quitar las sanciones económicas a la República Popular Democrática de Corea no han avanzado e incluso se han estancado desde la segunda cumbre en febrero de 2019 en Hanoi.

El Departamento del Tesoro de Estados Unidos sancionó a dos compañías navieras chinas Dalian Haibo International Freight Co. Ltd., que según este Departamento, mantuvo negociaciones con Paeksol Trading Corp, una compañía de la RPDC, y Liaoning Danxing International Forwarding Co. Ltd., utilizó “prácticas engañosas rutinariamente” para permitir el trabajo de los funcionarios de adquisiciones de RPDC.

La medida del Departamento del Tesoro prohíbe a las empresas estadounidenses realizar transacciones financieras con esas dos compañías y congela los activos que esas firmas chinas puedan tener bajo jurisdicción de Estados Unidos. Pyongyang ya no podrá exportar oro, titanio y minerales raros utilizados en alta tecnología, ni obtener combustible para la aviación o para misiles. China es el destino del 90% de esas exportaciones. Las sanciones unilaterales también han sido decididas en contra la RPDC por la Unión Europea y Japón, aliados de Estados Unidos.

El caso de Cuba

La historia del imperialismo en la isla del Caribe data desde la existencia del Imperio Español. La Doctrina Monroe de 1823, con su slogan “ América para los americanos”, es el antecedente. John Quincy Adams, en ese mismo año expresaría: “la anexión de Cuba a la Federación será indispensable para que estén aseguradas la continuidad y la integridad de la Unión,” o sea, Estados Unidos.

Con el llamado “corolario Roosevelt” hay un cambio esencial. Ahora se tratará de una política imperialista; por el contrario, en el siglo XIX se trató de la política especial que aplica un capitalismo moderno en expansión. Los Estados Unidos son en 1823 una joven república capitalista que necesita formar y consolidar su mercado interno y, al mismo tiempo, realizar su unidad nacional. Pero lo que queda así integrado será parte de la “nación” norteamericana. En la época del imperialismo, las ocupaciones militares, las inversiones financieras, llevan a crear zonas dependientes de países semicoloniales: el ejemplo más palpable es Puerto Rico. En 1819 Estados Unidos pretendió comprar Cuba y España, presionada por Inglaterra, se negó. En 1852 insisten en comprar Cuba y su petición es nuevamente rechazada.

En 1899, rompiendo su propio principio de no intervención, tercia en la guerra de independencia de Cuba contra España. Los marines invaden la isla y también ocupan Puerto Rico y Filipinas. Si Estados Unidos no se queda en Cuba es por la presión ejercida por Inglaterra, a quien no le interesaba tener a Estados Unidos en Cuba. España no representaba un peligro para los intereses británicos. De allí la diferencia entre Cuba y Puerto Rico. De igual manera, la independencia de Cuba será una independencia tutelada bajo la Enmienda Platt.

Estas intervenciones militares se dan un contexto de avance imperial, donde la United Fruit Company, a partir de de 1871 se expande desde Costa Rica por Centroamérica y el Caribe. La empresa Standard se hizo dueña de Venezuela, la American Sugar Co. y otras compañías se harían de Cuba y Puerto Rico. El Monocultivo y dominio del capital financiero van de la mano en los países dependientes.

En 1901, el Congreso de Estados Unidos aprueba una ley que se conocerá como Enmienda Platt, referente a la autorización de gastos del Ejército para el periodo que termina el 30 de junio de 1902. La proposición del senador Orville Platt se hizo a pedido del Presidente McKinley y del secretario de Estado Elihu Root. Ulteriormente la Enmienda se incorporó en idénticos términos a la Constitución cubana y al Tratado de 1904 entre estos dos países. Los cambios de forma solo hicieron que los contenidos de la enmienda se adecuarán al hecho de la ocupación militar en Cuba. En base a esta Enmienda, todavía hoy los Estados Unidos, unilateralmente siguen ocupando la base de Guantánamo.

Damos un salto en décadas y nos encontramos con la Revolución triunfante de Fidel Castro y el Che Guevara en la isla. Algo imperdonable para el imperio. En agosto de 1960, en la VII Reunión de Consulta de Cancilleres de la OEA, en San José de Costa Rica, se condenó a Cuba por hacer una Revolución y por admitir la ayuda solidaria brindada por la Unión Soviética, lo que —según la OEA— significaba la intromisión de una potencia extracontinental en América.

La agresión económica fue un proceso progresivo de acciones iniciado en 1960 al reducirse drásticamente la cuota azucarera y suspender las exportaciones a Cuba de petróleo y de piezas de repuestos. Tuvo su continuidad en el llamado “embargo de mercancías” destinadas a Cuba de octubre de 1960 e incrementado el 1961. En septiembre de ese mismo año, el Congreso de los Estados Unidos autorizó al Presidente a establecer y mantener un “embargo comercial total”, un cruel y total bloqueo económico sobre la Isla. Eso se concretó a principios de 1962, con el que el Gobierno de los Estados Unidos trató de provocar una crisis económica total en Cuba para que colapsara la Revolución.

Al amanecer del 15 de abril, tres escuadras de aviones estadounidenses tripulados por mercenarios atacaron sorpresivamente al país. Una de ellas, integrada por tres B-26, nombrada Puma, bombardeó y ametralló el aeropuerto y base militar de Ciudad Libertad; otra, nombrada Linda, la base de San Antonio de los Baños; y otra, llamada Gorila, el aeropuerto de Santiago de Cuba. El objetivo de esta agresión militar era destruir en tierra los escasos y viejos aviones que conformaban la aviación

revolucionaria y limitar la respuesta aérea a la invasión programada. Mató más de 50 personas, dentro de ellas al joven Eduardo García Delgado (escribió con su sangre el nombre de Fidel). Al otro día en el entierro de las víctimas Fidel declaró el carácter socialista de la Revolución.

El 16 de abril de 1961 se inicia por Playa Girón y Playa Larga, en la Bahía de Cochinos, la invasión mercenaria de la Brigada 2506. Finales de 1961 y principios de 1962. Se aprobó la “Operación Mangosta” con el objetivo de liquidar la Revolución en pocos meses. En sus acciones incluía el espionaje, sabotajes, asesinatos, incremento de organizaciones contrarrevolucionarias, la radio anticubana, maniobras militares, guerra química y biológica y hasta la intervención militar.

En enero de 1962, en la VIII Reunión de Consulta de la OEA en Punta del Este, Uruguay, Estados Unidos preparó el terreno para que varios países latinoamericanos rompieran relaciones diplomáticas con Cuba, con la excepción de México. También mantuvo la guerra biológica, al introducir virus causantes de enfermedades en los cultivos, la ganadería y en los humanos, que ocasionaron daños a la economía nacional y lamentables pérdidas de vidas humanas. A finales de 1980, se recrudeció la política yanqui hacia Cuba al ser electo como presidente Ronald Reagan y llevarse a la práctica el informe redactado por el Comité de Santa Fe que partía de la idea de “guerra de liberación contra Castro”.

Fue aprobada en 1992 la “Ley para la democracia en Cuba”, conocida como la Ley Torricelli, la cual tenía dos carriles, en el primero se recrudecía el bloqueo económico, aplicando nuevas sanciones, donde se incluía a los países que mantuvieran relaciones con la Isla, se prohibía el comercio con subsidiarias de empresas norteamericanas y se limitaban las remesas. En lo segundo se ampliaba el diversionismo ideológico para socavar la Revolución desde adentro.

Se aprobó la “Ley para la libertad y solidaridad democrática cubana”, también conocida como Ley Helms-Burton con el objetivo de arreciar la guerra económica, destruir la revolución y crear las condiciones para que Cuba se convirtiera en una propiedad de los Estados Unidos. A partir de aquí se plantea un bloqueo económico total, impedir la inversión extranjera, legalizar el apoyo a los grupos contrarrevolucionarios, tratar que la ONU internacionalizara el bloqueo, eliminar las donaciones y remesas, la devolución de todas las propiedades nacionalizadas por Cuba y autorizar a EE.UU. decidir qué tipo de gobierno se establecería en la Isla y aplicar severas medidas a los que violaran estas medidas. Esta ley fue más violenta y absurda que la Torricelli.

Fue aprobada en 2004 la “Comisión para asistir a una Cuba libre”, conocida como Plan Bush con el objetivo de recrudecer todas las formas posibles de agresiones a Cuba y las propuestas de cambios una vez establecida la “democracia” en el país, o sea un período de transición. Está dividida en diferentes capítulos. En la práctica es la combinación de la Ley Helms-Burton con la Enmienda Platt reciclada. En el 2006 fue ampliada con cláusulas especiales y una de ellas secreta.

Así podríamos seguir con decenas de intentos en la larga historia de avance imperial de Estados Unidos sobre Cuba a través de sabotajes, atentados, bloqueo económico, campañas de propaganda y difamación, chantajes diplomáticos, asesinatos, espionaje, y podríamos seguir, la lista es interminable. Las razones del imperio en Cuba no son más que la del colonialismo aún vigente en el siglo XXI, donde las potencias del capitalismo central se sirven de los recursos naturales de los países periféricos y les exportan sus productos manufacturados a precios exorbitantes, además de su ideología.

El rol de las organizaciones internacionales en la estrategia de dominación imperial

El rol de los organismos internacionales en estos casos se examina a partir de una mirada sobre su papel en la manutención de un orden internacional todavía dominado por las potencias imperialistas, sobre todo Estados Unidos, a partir del final de la Segunda Guerra Mundial. Instituciones varias juegan un rol de legitimación del orden hegemónico liberal, pero son también espacio de disputa construido dialécticamente, a través de la lucha de los pueblos, como las mismas Naciones Unidas. Por otra parte, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la OTAN son mecanismos de dominación directa, especialmente a través de las deudas, los pacotes de reformas estructurales y las “ayudas para el desarrollo” como visto por el Occidente, o a través de la injerencia, la intervención o la amenaza de intervención militar. Como subraya Vijay Prashad, para lograr organizar su acción en los distintos continentes, Estados Unidos también han impulsado la creación de organismos regionales diversos.

Hay tres tipos de organismos que se distinguen por sus líneas de acción o por el tipo de sujeción que garantizan en favor de las potencias occidentales: diplomáticas, económicas y militares, que en la frecuentemente operan de manera coordinada. A la cabeza de los organismos diplomáticos se encuentra la ONU, creada en 1945 con el supuesto fin de garantizar un mundo “seguro y pacífico”, adjudicándose la tarea de decidir cuándo y cómo intervenir a través de un Consejo de Seguridad formado por las potencias. La ONU se consolidó como instrumento para legitimar y justificar legalmente los afanes imperialistas o, cuando no, fue solemnemente atropellada. A través de la ONU las potencias deciden el modo de intervenir estados soberanos en nombre de la paz mundial y del derecho internacional, ya sea a través de sanciones o recurriendo al uso de la fuerza armada. Hay que destacar las operaciones de mantenimiento de la paz desplegadas por la ONU con el supuesto fin de abonar a la pacificación y resolución de conflictos, pero que han funcionado como agentes del imperialismo para determinar el rumbo político de los países ocupados en concordancia con sus intereses. Desde 1948 a la fecha la ONU ha enviado 71 misiones con la participación de más de 1 millón y medio de soldados (entre las más conocidas por las violaciones a derechos humanos, la diseminación de enfermedades o la ineficacia, recordamos la Monusco en el Congo, la Minustah en Haití y la Minurso, Sáhara Occidental).

Entre las organizaciones de corte militar encontramos a la OTAN, cuya conformación en 1949, al igual que la constitución de la Organización de la Cooperación Económica Europea (OCEE) en 1947, es impuesta por EEUU como condición para la implementación del Plan Marshal de rescate económico para el continente Europeo tras la Segunda Guerra. La OTAN se constituye como un pacto de cooperación militar entre las potencias del Atlántico Norte que les habilita a usar la fuerza armada en caso de “agresión” a alguno de sus miembros. Washington no sólo pone el dinero sino que dicta los términos de cooperación asegurando su esfera de influencia.

A partir de estas instancias (ONU, OTAN y OCEE) y con los mismos propósitos, se instrumenta la creación de nuevas organizaciones de tratados para desplegar el control diplomático y militar de occidente en los países del llamado “tercer mundo”, la OEA en América (1948), la Organización del Tratado de Asia del Sureste (SEATO) (1945) y la Organización del Tratado del Centro (CENTO) en Asia (1955). En todos estos organismos la tutela hegemónica de EUA se justificó por la supuesta fragilidad de las democracias de los países miembros, así como para garantizar su seguridad frente a la

influencia de la URSS. Son estos organismos los que han avalado desde su creación golpes de Estado y bloqueos económicos y diplomáticos, en aras de preservar la “democracia”, “la paz” y la “seguridad”.

Paralelamente se han creado organizaciones garantes del dominio económico: el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, hijas de la conferencia de Breton Woods de 1944, con la que se sujeta a todas las monedas europeas al dólar y se negocian los términos de rendición de las naciones asistentes tras la guerra. El uso del FMI para garantizar el dominio imperial de Washington cobró especial fuerza de los años 70 en adelante. La austeridad provocada genera inestabilidad política, justificación perfecta para promover cambios de gobierno sin que la participación de EEUU en su ejecución se haga explícita. Es esta serie de políticas lo que configura el neoliberalismo y es Washington a través del FMI y BM su garante a nivel global. Se han instrumentado golpes de Estado sin la necesidad de sacar el ejército de los cuarteles. Basta con sugerir (imponer) algunas medidas como recortes presupuestales, congelamiento de salarios, devaluaciones, otorgamiento de préstamos, generación de deudas, privatizaciones y desregulaciones, para provocar la bancarrota de los estados.

Pero eso ​no siempre avanzó libres de contradicciones. En diferentes momentos la ONU ha sido un espacio en disputa donde las potencias han tenido que ceder a las demandas emergidas de las luchas y proyectos anticoloniales. De 1945 a 1989 la ​URSS utilizó su derecho de veto decenas de veces en el Consejo de Seguridad para defender los procesos de liberación nacional, ejerciendo un contrapeso importante a occidente; en 1960 la Asamblea General, donde los nuevos países independientes tenían más fuerza, aprueba una resolución sobre descolonización que sintetizaba las luchas de los pueblos del sur global por constituirse como naciones soberanas y en 1961 la conformación de un Comité Especial de Descolonización integrado por 24 países miembros del Movimiento de Países No Alineados (MPNA). La emergencia y fortalecimiento de luchas populares anticoloniales y su articulación internacional sigue jugando un papel fundamental para minar la preponderancia de EUA.

Conclusiones: Las razones del imperialismo

El imperialismo, protagonizado por EEUU en los últimos 70 años, ha tenido como principal motivación el profundizar las condiciones que permitan la marcha sin obstáculos del capitalismo y, al mismo tiempo, la hegemonía política, económica, militar y cultural de occidente. En este texto nos propusimos identificar sus principales razones y los mecanismos mediante los cuales opera. Ubicamos razones operadas de manera conectada en los frentes económico-financieros, geopolíticos, ideológicos y militares.

La ocupación de territorios o imposición de fuerzas aliadas en los gobiernos busca garantizar la apropiación de materias primas, mercados y fuerza de trabajo. En el caso del Sahara Occidental esta razón queda manifiesta en la apropiación, por parte de Marruecos, de la zona marítima de pesca y las tierras ricas en fósforo para garantizar su afluencia hacia la Unión Europea. También es el caso de la RPDC, que posee un territorio rico en recursos minerales usados en la industria automovilística, aeroespacial y fabricación de dispositivos electrónicos. Para asegurar la reorganización de la producción capitalista a nivel mundial, se busca transformar los países del sur global en proveedores de materia prima y fuerza de trabajo super explotada. El proceso de transformación de materias primas en

productos manufacturados se traslada a los países del “tercer mundo” aprovechando las grandes masas de trabajadores empobrecidos y los bajos salarios. También se busca garantizar la expansión de los monopolios y empresas trasnacionales, como el caso de la United Fruit Company, Standard Fruit y American Sugar Co. en Centro América y el Caribe. Se consolidan además esquemas de dependencia económica a través de los préstamos y créditos.

Las razones del imperialismo también quedan manifiestas en la ocupación de territorios que tienen una importancia geoestratégica para garantizar a las potencias occidentales amplias zonas de influencia y el control de rutas comerciales. El caso de la RPDC es emblemático en este sentido, la invasión de Corea del Norte por las fuerzas militares de la ONU con EUA a la cabeza en 1950 y la serie de sanciones comerciales y diplomáticas instrumentadas desde entonces por Naciones Unidas contra la RPDC radican en el hecho de que su territorio constituye el principal paso comunicante entre las provincias nororientales de China y el archipiélago de Japón, además de encontrarse cerca de la isla de Taiwán, cuyas autoridades reclaman un separatismo de China y estar conectada con Rusia lo que abre la puerta a una amplia gama de recursos minerales en Siberia y Manchuria. La insistencia de EEUU en el desarme nuclear de RPDC desde 2006 busca eliminar el contrapeso militar que representa el Estado norcoreano para sus destacamentos militares en el sur de la península, consolidar un frente de ofensiva contrachina yconvertiralapenínsuladeCoreaenpuntodeanclajeparaeldesplieguedelainfluencia norteamericana en el sudeste asiatico. Es también el caso de Cuba y las islas del Caribe que han sido codiciadas por los imperios de todos los tiempos por ser un punto de interconexión del tráfico marítimo y el comercio internacional entre este país, México y Sudamérica y una vía de comunicación entre los océanos Pacífico y Atlántico. Estados Unidos ha tratado de imponer su hegemonía en el Caribe desde finales del S.XIX acudiendo para ello a diversas estrategias, desde la Doctrina Monroe hasta los bloqueos económicos, intervenciones militares directas y la disposición de bases militares en todo el arco caribeño.

La expansión de la hegemonía política-ideológica de occidente como medio para garantizar la apertura de mercados y relaciones sumisas a sus intereses ha sido también uno de los principales móviles del imperialismo, para ello han tenido que construir, por medio de inmensos aparatos ideológicos, culturales, propagandístico e informativos, y haciendo uso de las más avanzadas tecnologías comunicacionales, la idea de que los países comunistas o los procesos de lucha por la construcción del socialismo son los imperialistas, los nuevos colonialistas, los regímenes dictatoriales (China, URSS, Venezuela, Cuba, Corea del Norte, Vietnam, etc.) y de que las potencias occidentales son las defensores de la democracia y la libertad, las garantes de la paz y la seguridad mundial, en suma han forjado la idea de que las víctimas son los victimarios. También han introducido la idea, especialmente en las oligarquías gobernantes, pero también en el sentido común dominante, de la superioridad blanca occidental en oposición a la incivilidad de los pueblos del tercer mundo, incapaces de gobernarse y necesitados de la orientación de occidente para lograr su desarrollo. La ofensiva ideológica y cultural no ha sido suficiente para frenar las aspiraciones de los pueblos del sur global por construir un modo de vida diferente al capitalismo y un desarrollo soberano basado en sus propias realidades nacionales, por ello el imperio ha recurrido al sesinato de dirigentes, guerras híbridas, invasiones y golpes de Estado. La invasión de EEUU a Corea del Norte no solo tuvo como propósito el hacerse del control de un

territorio con importancia geoestratégica sino también aniquilar el ejemplo de un proyecto nacional que planteaba un modelo de desarrollo independiente, tanto en lo económico como en lo militar; el mismo caso se repite en Cuba y Venezuela que han sido el foco de la guerra mediática imperial, por constituir los faros que alumbran la las luchas de los pueblos por emanciparse del dominio imperial y constituir naciones soberanas.

Por último identificamos las guerra como otro de los principales móviles del imperialismo norteamericano, no sólo como una vía para la intervención y dominación de otros países sino como un fin en sí mismo. La guerra ha permitido a EEUU desahogar sus excedentes de capital y generar condiciones de desigualdad extremas en los países en que se impone para sostener las relaciones de clase, mientras haya guerra habrá países sometidos y masas de trabajadores empobrecidos, condiciones esenciales para que la rueda del capitalismo siga girando. Cuando se redujeron los efectos de la segunda guerra mundial, EEUU entró en peligro de recesión pero el inicio de la guerra fría y luego la guerra de Corea abrieron un nuevo ciclo de gastos militares que apuntalaron su economía. Después de corea siguió Vietnam y en adelante el imperio se ha dedicado a inventar nuevos enemigos para justificar nuevas guerras y continuar la acumulación de capital por venta de armas y tecnología militar.

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Presentación: Las razones del imperialismo: Cuba, Sahara Occidental y Corea del Norte.pptx