Desde que empezó su segundo gobierno, Trump no ha escatimado esfuerzos en avanzar sobre la soberanía de nuestros pueblos latinoamericanos y caribeños al mejor estilo del imperialismo criminal que representa: desde chantajes comerciales, insultos contra presidentes democráticamente electos, orientaciones de emperador sobre cuáles deben ser las decisiones políticas y económicas de nuestros países, hasta la profundización del bloqueo y de las medidas coercitivas unilaterales mal llamadas “sanciones” que impactaron en una profunda crisis económica en Venezuela. Sin embargo, nunca hasta ahora nos habíamos enfrentado con la contundencia y posibilidad real de un avance militar de Estados Unidos sobre la Revolución Bolivariana. 

No estamos frente a una coyuntura cualquiera: Estados Unidos ha desarrollado en los últimos meses un despliegue militar sin precedentes, en el límite del territorio marítimo venezolano: en diversas ocasiones han lanzado misiles contra barcos pesqueros asesinando como criminales de guerra a jóvenes indefensos, actualmente hay ocho buques de guerra estadounidenses se encuentran estacionados frente a las costas venezolanas y más recientemente ha sobrevolado con dos bombardeos B-52 el espacio aéreo venezolano, lo que se suma a la autorización de la realización de operaciones por parte de la CIA en territorio venezolano, mientras evalúa la posibilidad, citando el propio Trump, de un ataque terrestre contra el territorio venezolano. Esta estrategia militar se combina por supuesto por mecanismos políticos y diplomáticos, como el otorgamiento del Premio Nobel de Paz a María Corina Machado, principal incitadora a esta intervención estadounidense en Venezuela desde hace décadas, o el secuestro de ciudadanos venezolanos en Estados Unidos enviados a El Salvador. 

Se equivocan quienes creen que esto es un problema de Venezuela solamente. La intervención militar de los Estados Unidos, y un eventual desembarco e invasión en territorio nuestroamericano, no conoce de fronteras, de límites, de colores políticos ni de ceros acumulados en las cuentas bancarias. Solo basta con ver las consecuencias de su paso por Irak, el Líbano, Afganistán, Libia, Siria, o Yemen, por mencionar solo algunas de las más renombradas invasiones que han hecho sobre los pueblos del Sur Global lanzando bombas, y no precisamente de “democracia y libertad” sobre poblaciones y comunidades enteras. Cada violación a la soberanía venezolana es una herida abierta a la soberanía de toda Nuestra América. 

Desde ALBA Movimientos denunciamos con firmeza este escenario de guerra y advertimos sobre el momento extremadamente peligroso que vivimos. No se trata solo de Venezuela: está en juego la paz continental, la autodeterminación de nuestros pueblos y la posibilidad de seguir construyendo un futuro soberano, libre e independiente.

Frente a esta amenaza, como parte de la urgencia de construcción de una agenda común de solidaridad entre la diversidad de fuerzas sociales, políticas y redes internacionales, convocamos a:

  •  ⁠Visibilizar nuestra posiciones construyendo notas de prensa para diferentes medios de comunicación⁠.  ⁠
  • ⁠Construir mensajes de solidaridad públicos desde nuestras organizaciones para subir a redes sociales.
  • Convocar a artistas, músicos/as, poetas, muralistas y pintores/as a construir mensajes en defensa de la paz en nuestra región y defensa de Venezuela.
  • Desarrollar movilizaciones a las embajadas de EEUU y actos de solidaridad en espacios simbólicos de cada ciudad para expresar nuestro apoyo a Venezuela.
  • ⁠Alertar a los gobiernos revolucionarios y progresistas de la región sobre el desarrollo de los acontecimientos recientes y buscar pronunciamientos al respecto.

En ese caribe late el corazón de Nuestra América: sus pueblos son nuestros hermanos y hermanas, aquellos que con valentía y entereza están ahora mismo enfrentando al monstruo de siete cabezas. 

Eso es lo que no perdonan los Estados Unidos, y el hambre imperialista del criminal de guerra que tienen como presidente: un pueblo digno, que defiende con agallas y amor, la Patria. Los pueblos de la región estamos preparados, rodilla en tierra, en defensa de la soberanía de Venezuela y de toda Nuestra América.

Resuenan con nosotras y nosotros, ahora más que nunca, las palabras del Comandante Chávez:

“Aquí estamos los hijos de Bolívar

Los hijos de Guaicaipuro

Los hijos de Tupac Amarú 

Y estamos resueltos a ser libres, 

Pase lo que pase, 

Y cueste lo que cueste”