Denunciamos el despliegue de fuerzas aéreas y navales anunciado por EE.UU. en el sur del Caribe, con la ya vieja conocida excusa de la “lucha contra el narcotráfico” y la presencia histórica del Comando Sur en nuestra región.
Este es un remake —que si bien penoso, no deja de ser peligroso y motivo de alerta— de episodios que ya vimos con anterioridad, como aquellos que antecedieron a la invasión a Panamá en diciembre de 1989. La historia demuestra, con demasiada elocuencia, que esta supuesta lucha antinarcóticos es en realidad una excusa para desarrollar una intervención imperialista en nuestro continente, como han sido las consecuencias probadas de la denominada “Guerra contra las Drogas” que no sólo no redujo la producción de cultivos de uso ilícito o la circulación de estupefacientes, sino que profundizó las dinámicas de violencia y militarización en todos los territorios en los que intentó desplegarse.
La hipocresía de los Estados Unidos ya es ampliamente conocida: informes oficiales del propio Congreso estadounidense, han denunciado que la CIA y otras agencias gubernamentales han protegido, cuando no directamente facilitado, el tráfico de drogas en distintas operaciones encubiertas, como ocurrió con el escándalo Irán-Contra en los años 80, el cual además de pretender la derrota militar de la Revolución Sandinista y del gobierno iraní, regó de drogas y muertes las ciudades estadounidenses. Hoy se repite la historia para justificar la injerencia y amenazar a gobiernos soberanos, mientras las drogas siguen fluyendo hacia EE. UU. con similar saldo de muertes.
Denunciamos que este operativo viene en una semana donde Donald Trump intensifica las amenazas y la desestabilización en contra de Venezuela, uno de los blancos prioritarios de Estados Unidos en la región. Los tambores de la guerra de EE. UU. suenan en una clara violación de la Declaración de la CELAC de 2014, que proclamó a América Latina y el Caribe como Zona de Paz, al tiempo que buscan afianzar su control geopolítico sobre nuestros territorios y bienes comunes.
Llamamos a los pueblos, movimientos y organizaciones del mundo a movilizarse, denunciar y exigir el retiro inmediato de estas fuerzas. Nuestra América no es patio trasero: si tocan a uno, tocan a todos.
¡Fuera Estados Unidos de América Latina y del Caribe!
¡Defendamos la soberanía y la autodeterminación de los pueblos!