Este domingo, 7 de febrero, se estarán llevando a cabo las elecciones generales en Ecuador: elecciones mediante las cuales se renovará el Poder Ejecutivo y el Legislativo, con más de 13 millones de personas habilitadas para votar. Estos comicios inauguran un cronograma de gran intensidad electoral que atravesará el continente este año, con importantes episodios en las elecciones de El Salvador, Bolivia, Chile, Perú, Haití, Paraguay, Nicaragua y Honduras.
Desde mediados de la década pasada, una fuerte contraofensiva imperialista y una ola conservadora han cobrado fuerza en el continente. Avance que ha intentado restablecer la autoridad déspota del capital y la clausura de los márgenes de autonomía conquistados por nuestros pueblos. No obstante, las rebeliones populares del 2019 lograron interrumpir esta ofensiva conservadora, sembrando un camino de esperanzas para los anhelos y sueños de emancipación. Este escenario de disputa, por demás complejo, se ha vuelto cada vez más apremiante con la aparición de la pandemia del Covid-19 que azota al mundo entero.
El capitalismo, a nivel mundial, sufre la que quizás sea una de sus mayores crisis sistémicas. Una crisis multidimensional con pliegues económicos, ecológicos, políticos, morales y civilizatorios. Una crisis que bifurca sus posibles salidas entre dos opciones cada vez más contrapuestas: o privilegiar el cuidado de la reproducción de la vida, la integración de los pueblos, sus soberanías y la armonía con la naturaleza; o profundizar los modelos extractivistas y ecocidas, privilegiando la razón del capital por sobre la vida bajo el cínico eufemismo de “cuidar la economía” (que no es otra cosa que la acumulación privada).
Creemos que las elecciones en Ecuador no son ajenas ante esta pulseada. En estos comicios se disputan dos proyectos de país (y de integracion) y en ello se juega una parte de las posibilidades de la construcción de la Patria Grande con la que soñamos y por la que luchamos.
Por un lado, las fuerzas conservadoras con su proyecto de subordinacion al imperio, que tiene a su mayor representante en el banquero Guillermo Lasso y demás candidatos que buscan continuar con el giro anti popular de Lenin Moreno, quien a poco tiempo de asumir la presidencia en 2017, traicionó a su base social y electoral, llevando a cabo una verdadera restauración derechista, para lo cual cumplió sin escrúpulos los mandatos del departamento de estado de los EE. UU. Contando con la bendición de la derecha tradicional del país, desarrolló una intensa campaña en contra del Socialismo del Siglo XXI, que había sido parte del imaginario del correísmo. Persiguió al principal líder popular del país, Rafael Correa, hasta inhabilitarlo políticamente e impedirle su regreso al país; encarceló a Jorge Glas, quien había sido dirigente del correísmo, en un intento por desmantelar lo conquistado por la denominada “Revolución Ciudadana”. Apoyó al golpe de estado contra el MAS en Bolivia y entregó al periodista y perseguido político Julián Assange, quien había estado refugiado en la embajada ecuatoriana en Londres. A su vez, frente a las protestas que sacudieron al país en 2019, no tuvo otra respuesta que la represión que provocó la muerte de varios manifestantes con el objetivo de diciplinar a los movimientos sociales.
Por otro lado, las fuerzas populares se concentran organizadas en torno al binomio Andrés Arauz-Carlos Rabascall, en la coalición Unión por la Esperanza (UNE). En esta plataforma se reúne una parte del activismo y la militancia perseguida en los últimos años por haber enfrentado a la restauración neoliberal en Ecuador, los referentes de la militancia joven, de los movimientos indígena- campesinos, de los y las defensores de los derechos humanos y quienes quieren la Unión continental con la vuelta al ruedo de Ecuador en ALBA-TCP, Unasur y demás mecanismos de integración.
Es por todo esto que apoyamos la candidatura de Andrés Arauz, ya que en Unión por la Esperanza se expresa la lucha por la soberanía, la integración regional y el Buen Vivir que los movimientos sociales, populares, indígenas y urbanos militamos y proyectamos día a día.
También enviamos nuestro apoyo a los y las compañeros/as de nuestra Articulación en Ecuador que nunca han dejado de luchar y organizarse a pesar de las persecuciones, criminalización y campañas de desprestigio, y a todas las fuerzas populares del país que levantan las banderas del Alba de los Pueblos como alternativa al modelo en crisis.
Estaremos en alerta frente a cualquier intento de fraude o de acciones que perjudiquen la voluntad popular de los y las ecuatorianos/as y llamamos a todas las fuerzas, populares, democráticas, revolucionarias y dignas de toda Nuestra América a poner su atención en Ecuador este 7 de febrero para que el pueblo pueda elegir libremente.
En unión y con esperanza recuperemos a Ecuador.